viernes, 13 de febrero de 2009

EDITORIAL

Las lesbianas no existen en Guatemala.


Al igual como ocurre con todas las formas de discriminación, no sería posible su existencia sin un mecanismo que lo favorezca, propicie, alimente y sostenga. El mecanismo, siempre es la suma de múltiples elementos y factores.

En el caso de la situación de la invisibilidad lésbica, es el mecanismo por excelencia. Nadie supo, nadie sabe… aquí no pasó nada.

Este enorme e histórico silencio ha perpetuado el genocidio permanente contra las lesbianas en este país.

La afirmación anterior le parecerá una exageración a la mayoría de personas y para las y los más puristas conocedores del derecho, esto es una aberración, una blasfemia.

Sin embargo, me permito decir que el derecho es un producto social, y que la situación, el fenómeno de discriminación y violencia permanente que sufrimos las lesbianas en este país, es genocidio, actualmente ese concepto social, político, económico y jurídico, continúa en formación.

Las lesbianas sufrimos genocidio, porque se dice que no existimos, porque cuando nos atrevemos a decirlo, se nos expulsa del hogar, trabajo, gremio, hasta se nos interna en centros de privación de libertad o centros para la atención de enfermedades mentales.

Las lesbianas de este país generalmente socializamos en guettos, y ese es el elemento probatorio más tangible de nuestra condición. Un guetto auto inventado como una forma segura de ser y sobrevivir.

Exponer el problema fría y crudamente, tiene la intención de detonar una reflexión seria y profunda sobre la situación grave y sistemática de violencia y violación de derechos humanos a la que sobrevivimos las lesbianas en este país, porque las respuestas sociales y estatales debieran ser categóricas para transformarla y así coadyuvar a la existencia y consolidación de condiciones sociales acordes a la dignidad humana que permitan el desarrollo humano de las lesbianas en este país.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo y tomando en cuenta que la discriminación viene de un patriarcado, que solidifica su poder en la fuerza; es facil excluir a grupos, que son; en un imaginario colectivo la minoría.

    Es difícil para nosotros también como grupo vulnerable seguir en la marginación del diario vivir, donde hemos perdido ese calor humano de fraternidad y solidaridad.

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  2. David, gracias por tu comentario.

    Así como las lesbianas estamos invisibilizadas, así lo están otros grupos sociales contra quienes opera la violencia y discriminación.

    Reconocernos parte de esos grupos, posibilita que nos encontremos en un punto común de partida para discutir al respecto y hacer propuestas de transformación.

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